Una cosa PUEDE NO PUEDE ser al mismo tiempo una cosa y su opuesto.
Si un perro domesticado muerde a un hombre domesticado, quizás se lo reta, quizás se lo admira, quizás se lo alienta.
Si un hombre domesticado muerde a un perro domesticado, es internado.
Si un perro domesticado muerde a un perro domesticado, quizás se lo reta, quizás se lo admira, quizás se lo alienta.
Si un hombre domesticado muerde a un hombre domesticado, sale en el noticioso, y a partir de ese momento se convierte en "el hombre domesticado que mordió a otro hombre domesticado".
Si un perro domesticado muerde su cola o una ajena, quizás se lo reta, quizás se lo admira, quizás se lo alienta.
Si un hombre domesticado muerde su cola o una ajena sin permiso, es considerado un pervertido.
Un hombre domesticado estaba tan pero tan atado a su mundo que no soportó convivir con un perro domesticado, y a patadas lo echó a la calle. De esta forma, nuestro hombre quedó totalmente
liberado de la mascota, y el perro
condenado a la calle.
¡Pobre perro abandonado! piensa otro hombre domesticado. Y lo lleva a su casa donde comienzan unas sutiles modificaciones en las relaciones bourdieanas de poder.